FULANO VUELVE A LOS ESCENARIOS
Fulano Resucitado
Habían sepultado toda esperanza de un regreso, pero superando el duelo de Jaime Vivanco, Fulano girará por Chile, está preparando un “box set” y una nueva arremetida internacional. Y recién, dicen, están en edad de asumir su lugar como colosos de la experimentación irónica en Chile.
Hasta ahora, las pausas eran controladas. Fulano, banda inaprensible en la historia de la música popular chilena, colgaba las armas cada vez que su vocalista Arlette Jequier comenzaba algún embarazo. Pero la última vez, fue la muerte. El pianista Jaime Vivanco, socio fundador del grupo, murió por culpa de un edema pulmonar en enero de 2003, y ahí la puerta se cerró por fuera y la llave se tiró al mar. No más Fulano.
"Quedamos devastados y no había ninguna posibilidad de juntarnos. Pero pasados seis años, nos dio la sensación de que era egoísta dejar tirado todo ese trabajo", recuerda Jorge Campos, bajista de Fulano, ex Congreso y Santiago del Nuevo Extremo. Y a su lado está Jaime "Chino" Vázquez, su colega en el grupo Globalevasión, saxo y flautas, quien agrega factores: "Esta es una reunión de muy buenos músicos con sentido de lo que pasa alrededor. Somos una generación post-hippie que cree en el colectivo. Y siempre decimos, es una cuerda que vibra con el acontecer nacional. ¿A lo mejor Chile nos llama?".
Y de nuevo, Fulano está de vuelta en los escenarios. El 10 de julio es el día del regreso, con dos conciertos programados en el Teatro Oriente de Santiago. Campos y Vázquez están de vuelta con formación completa: Arlette Jequier (voz y clarinete), Cristián Crisosto (saxo y flautas), Raúl Aliaga (batería) y el recién llegado Felipe Muñoz en teclados. El bajista dice que el repertorio incluirá unas 20 canciones, que están arreglando detalles multimedia para una presentación integral y que ofrecerán "merchandising" inédito. También están afinando detalles para tener ese día un "box set" con todos sus discos. Porque en este regreso, dice Campos, quieren hacer las cosas algo diferentes.
Lo explica el bajista: "Siempre Fulano se juntaba, hacía un disco, era exageradamente creativo, pero nunca se asumió como una organización cultural o ‘comercial’. Ahora, tras las reseñas internacionales, la crítica nacional y lo que nos dice la gente, reconocemos que este es un proyecto de música consolidada. Y estamos en edad ", Campos y Vázquez se miran las canas y las entradas respectivamente y no aguantan la risa, " de por fin asumir ese compromiso". Eso significa: tras el 10 de julio, el grupo se tira de cabeza a tocar por Chile ("ojalá superando nuestro límite desde La Serena para el norte, de Temuco hacia el sur", dice Campos), asegurando un estándar de calidad ("vamos a estar caritos", avisa el saxofonista), buscando concretar la proyección internacional y coronando el proceso con un nuevo disco, todavía en estado embrionario.
O esto no es bueno ni malo
El 10 de julio, además, se cumplen 25 años de existencia para Fulano. Un grupo parado en la hilacha desde 1984, con cinco discos a cuestas "Fulano" (1987, Alerce), "En el búnker" (1989, Alerce), "El infierno de los payasos" (1993, Alerce), "Trabajos inútiles" (1997, independiente) y "Vivo" (2004, independiente) , con actitud punk-rockera "nunca anduvimos con metáforas en dictadura, subíamos al escenario y caradura apuntábamos a todos", describe Vázquez , competencias de banda jazz "pero no es jazz, es música moderna chilena", insiste Campos y vanguardismo kamikaze "hace tiempo definimos lo que hacemos como un deporte extremo", agrega el bajista.
Fulano fue música desafiante, sin rating "esto siempre fue un desastre financiero", apunta Campos" , pero con una torcida leal. Veteranos de la noche pinochetista, tampoco subieron al arco iris. "Nuestra relación nula con el poder sigue con la Concertación. Los únicos que la hicieron bien son los gallos militantes, o los que se alojaron en instancias de gobierno. Léase Illapu, Congreso, Inti Illimani, Los Jaivas. Nosotros no. Hay mucha gente de gobierno que sí conoce lo que hacemos. Pero también sucede que los políticos de este país son incultos a mango".
Vázquez prefiere una anécdota: cuando llegó la democracia "comillas para democracia", apunta Campos , el Café del Cerro hospedó un programa de televisión animado por Bastián Bodenhöfer, con invitación cursada a los veteranos del recinto, entre ellos Fulano. Y ahí estaba Vázquez, exiliado a la barra, estirando la mano hacia los whiskys que pasaban silbando, hasta que le ofrecen sin derecho a pataleo una caña de vino. Suben los Inti, recién llegados, y hasta ahí, todo bien. Se arrima Andrea Tessa al micrófono, y todo mal. Vázquez pifia y le cae encima la moralina: eso es reconciliación y tú no entiendes. "Pero es rico", reflexiona, "y por eso nos definimos como música popular chilena, porque eso es muy chileno: ser los mismos y no gustarle a nadie". Es popular, insiste, y recuerda todas las veces que lo han parado en la calle: el vendedor de machas del supermercado, taxistas, cabros con menos años que el grupo. "Y por eso me da lo mismo que me digan elitista", dice, acarreando una bolsa de calcetines de colores naranja y rosados. Porque así le gustan los calcetines, aunque sean difíciles de pillar. Como Fulano. Ya lo había dicho Jorge Campos: "Después de 25 años en la banda, me siento igual: IN-COM-PREN-DI-DO".
Fuente Diario La Nación